Los mercaderes surcaron la Ruta de la Seda uniendo Oriente y Occidente . Anchos e inaccesibles desiertos antes de llegar a abrir las puertas de la sugerente Samarkanda y quedarte perplejo ante los brillos del Registán. Verás entonces el que fuera el centro del mundo durante siglos, en la pasarela de los saberes de Persia, China, India, Bizancio o Roma, pero el camino no termina aquí. Antes las brillantes y turquesas cúpulas secundan el minarete Kalon de Bukhara, un faro para guiarte en el desierto. Si el inhóspito Quizyl Kum no lo impide te perderás en ese laberinto de las mil y una noches llamado Khiva capaz de invocar todos tus sueños. Asímismo verás morir los barcos varados del viejo Mar de Aral dentro de la inmensidad y la nada. Resguárdate en las fortalezas que sobreviven como atalayas de barro sobre el cambiante e imprevisible Río Amu Daria, antes Oxus, y asimila la hospitalidad de las gentes de esta tierra. Prueba un pedacito de Historia del mundo con sabor a especias… sé bienvenido a este país de Asia Central llamado Uzbekistán.
El lugar que hay que visitar en la ciudad es el Chorsu Bazaar, un inmenso mercado donde la vida se desarrolla de un modo más tradicional . También la madrasa Kukeldash que, aunque reconstruída, puede ser un aperitivo de lo que se ve en otros puntos del país.
Es el imán más fuerte para quienes ansiamos desde siempre llegar a Asia Central. Si la Ruta de la Seda es el camino, Samarkanda es el centro, el corazón de todo aquello. El alma del gran Tamerlán sigue vivo en magníficos e inigualables monumentos, así como el runrun de tantos y tantos viajeros llegados de todo el mundo a lo largo de los siglos. Una vez se llega al Registán, la Plaza, el conjunto de tres madrasas más espectacular que jamás ha existido y que merece tantas horas de viaje.
Por ser una ciudad preciosa, por tener gente tan amable, por estar “viva” las 24 horas, por sus bazares cubiertos… Es probablemente la ciudad más completa de Uzbekistán . Lo que uno se espera de una ciudad amurallada de la Ruta de la Seda es precisamente la mítica Bukhara (o Bujará). El minarete Kalon, con una mezquita y una madrasa flanqueando esta especie de faro en el desierto.
Para entrar en Uzbekistán es imprescindible haber obtenido antes de viajar un visado. Éste será estampado sobre un pasaporte con una vigencia que, como mínimo, deberá cubrir la duración del visado. Las solicitudes para la obtención de visado se realizan solamente en forma electrónica e-visa.
No es necesario ninguna vacuna para viajeros procedentes de la Unión Europea.
La lengua oficial es el uzbeko, aunque también la mayoría de la población habla el ruso.
El clima es extremadamente continental, inviernos muy fríos y veranos muy calurosos, variando desde los -10C de enero hasta los 40C de verano. Los veranos son secos y calurosos.
El Som. Apenas se aceptan tarjetas de crédito en Tashkent. Es recomendable llevar euros como moneda de cambio y billetes en buen estado.
Durante la época estival, ropa ligera, camisetas, trajes de algodón, sombrero, zapatos cómodos etc. Las elevadas temperaturas del verano hacen totalmente aconsejable llevar un buen protector solar.
El dar propinas es una costumbre muy extendida tanto a guías como a chóferes y camareros.
En todo el país es de 220 voltios. Los enchufes son de tipo europeo.